En la mitad de la Tierra hay una línea amarilla pintada en el suelo que separa los dos hemisferios como en un dibujo. Existe allí el punto geográfico donde la distancia hacia uno u otro punto del planeta es exactamente la misma, y donde la fuerza de la gravedad es menor, lo que nos hace pesar hasta un kilo menos que en los polos. Así, de un salto cruzamos al hemisferio norte, dejando atrás el sur y todo lo que encierra, continuando el viaje que llamamos “de vuelta”, sintiéndonos cada vez más cerca de casa.
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