Salir volando sobre esa catarata
Cataratas de Iguazú-Argentina

 En frente de La Garganta del Diablo una se siente ínfima. Es como estar frente a un titán, un dios Neptuno que mueve las aguas y que te moja de pies a cabeza volviéndote parte de ese paisaje. Es como si la tierra de pronto se rompiera, destripando un río que ahora fluye en vertical, convirtiéndolo en tormenta, en tornado. Creando una de las bellezas más grandiosas de la naturaleza de este mundo, donde tres países se dan la mano. La bruma de las gotas diminutas dibujaban arcoíris para ponerle todavía más color a toda esa selva. Las nubes de mariposas amarillas me recibían a su paso volando y se posaban en la punta de mi nariz. Y yo me estaba guardando un puñado de ellas para salir volando sobre esa catarata. Quisiera saltar de una de ellas, dejar caer mi peso sobre ese agua, sentir el vacío, quedarme ahí. Para quedarme para siempre en ese paraíso, ese trocito de cielo en la tierra... Entre Brasil, Paraguay y Argentina

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